Por: Everildo Gonzalez Alvarez
La Corregidora, al día siguiente, mandó llamar al capitán Arias , que era otro conspirador, y le ordenó que apresurara el levantamiento pero este individuo temeroso de que algo le pasara, denunció la conspiración, varias personas fueron aprehendidas entre ellas Doña Josefa Ortiz y su esposo el corregidor Domínguez.
El alcalde Pérez salió a San Miguel el Grande a avisar a Allende que la conspiración había sido descubierta, durante toda la noche del 14 de Septiembre cabalgó llegando en la madrugada a la casa de Allende, pero ahí se le informó que el Capitán de Dragones, o sea Allende se encontraba en Dolores pero sí se encontraba Aldama a quien se le notificó lo ocurrido y ambos partieron hacia Dolores, el trayecto les llevó todo el día y a las dos de la mañana del 15 de Septiembre de ese 1810 llegaron al curato en donde Allende salió a recibirlos y ya los tres se dirigieron al cuarto del cura Hidalgo a quien informaron lo sucedido y le recalcaron que ya venían de Querétaro a aprehenderlos. Hidalgo se vistió, abrió la ventana y le informó al sereno- quien por las noches iba dando la hora y anunciaba algunas otras cosas-, que comunicara a otras personas del pueblo de lo sucedido. Después de tomar un sabroso chocolate, Hidalgo, Allende y Aldama, se entabló un diálogo para acordar las medidas a seguir,pero no llegaban a ese importante acuerdo, el cura Miguel Hidalgo se levantó, puso fin a los debates y dijo: “ Caballeros, somos perdidos, no hay más remedio que ir a coger gachupines. “, Luego Hidalgo dio instrucciones para que despertaran a su hermano Mariano y a otros conjurados y que llamaran a los alfareros y a los sederos. Por ser ese día Domingo, echó a vuelo las campanas de Dolores, que esta vez no llamaban a misa, pero su repique y sonoridad retumbaba en el espacio en el silencio de las primeras horas de la mañana del 16 de Septiembre de 1810, llamando a los hijos de la tierra a la libertad, a la independencia.
Allende y Aldama se dirigieron a la cárcel del pueblo y pusieron en libertad a los presos, algunos de ellos se unieron a la causa, en tanto Hidalgo se reunía con gente del pueblo y de lugares circunvecinos quienes determinaron unirse e Hidalgo feliz exclamó “ ¡ viva la América ¡, Muera el mal gobierno¡ “ . en ese momento se dice que eran ya unas doscientas personas que lo seguían pero, cuando la tropa partió para apoderarse de San Miguel el Grande a eso de las 11 de la mañana, ya sumaban poco más de seiscientos los valientes que iban por un ideal: libertad para los mexicanos.
En tanto, en la ciudad de México el virrey Venegas citaba para el lunes 17 de Septiembre a una junta de ministros y corporaciones a la cual además pedía la asistencia del arzobispo Lizana y del ex virrey Garibay y del general José Bustamante- supuestamente era al que pocas semanas atrás se le iba a nombrar virrey de La Nueva España, pero no fu así sino que recibió el nombramiento de presidente de Guatemala- . En dicha reunión, Venegas informó de los sucedido en Querétaro y Dolores, de la aprehensión del corregidor Domínguez junto con su esposa y un grupo de vecinos. Después de la exposición de hechos, se tomó la decisión de enviar al regimiento completo de Infantería de la Corona al mando del Conde de la Cadena y cuatro cañones al mando de Ramón Díaz Ortega para sofocar a los rebeldes y de enviar de igual manera de enviar al alcalde del crimen don Juan Collado y que junto con un escribano y unos soldados a Querétaro a fin de que substanciase la causa contra Domínguez y sus allegados.
Los Insurgentes marchaban a San Miguel el Grande en donde muchas personas los esperaban para unírseles y donde Hidalgo consideraba se les uniría el Regimiento de Dragones de la Reina del que era capitán Ignacio Allende y al que pertenecía Aldama. Por todo el trayecto se unían personas que al enterarse de los acontecimientos deseaban ayudar a la causa. La tarde del 16, llegaron a Atotonilco y ahí el cura Hidalgo entró a la iglesia y del altar de la Virgen de Guadalupe, se apoderó de un estandarte y en la sacristía la enarboló y le puso una inscripción que decía: ¡ Viva la Religión¡, Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe, “ Viva la América y muera el mal gobierno,”, y se la entregó a un soldado para que la llevara al frente de las tropas
Al anochecer del 16 de Septiembre de 1810, y ya siendo cinco mil idealistas, la tropa insurgente al mando de Hidalgo y sin combatir pues no se presentó resistencia alguna, hizo su entrada a San Miguel el Grande y eso sí, con aclamaciones y vivas de los pobladores así como con ese grito que siempre se dejó escuchar, el Viva la Virgen de Guadalupe . Años después otro idealista adoptaría el nombre de Guadalupe en honor a la virgen de Guadalupe.
Allende prometió al cura y a otros eclesiásticos que respetaría la vida y que recibirían buen trato los responsables de cuidar la población por parte del virrey Venegas, el coronel La Canal y su gente fueron apresados y junto con otros prisioneros que traían de Dolores fueron encerrados en el convento de San Francisco de Sales .
De San Miguel el Grande, la tropa insurgente, el 19 de Septiembre, partió hacia Guanajuato, ciudad a la que se había tomado la decisión de atacar, pero ya en el camino, se optó por dirigirse primero a la ciudad de Celaya a fin de que más gente se les uniera y se adiestrara a la indisciplinada tropa pues Guanajuato se encontraba bien resguardada por Riaño. Al llegar a Celaya se hizo un alto en la iglesia de San Antonio desde donde mandó intimar a la rendición a las autoridades de dicha población., solo que éstas ya habían huido y sin oposición la ciudad fue tomada por Hidalgo, era ya el 21 de ese mes inolvidable de Septiembre. La entrada a Celaya fue triunfal, al frente iba Hidalgo rodeado de Allende Aldama y Abasolo, y ya después, ahí se le incorporaron dos compañías del regimiento provisional cuyos jefes habían huido a Guanajuato al igual que comerciantes y otros españoles. En esta ciudad, Hidalgo hizo algunos nombramientos para que la plaza fuera cuidada por autoridades afines al movimiento insurgente y, ya por la tarde se reunió la junta militar y en presencia del ejército, se nombró a Miguel Hidalgo y Costilla capitán general de las fuerzas de la Independencia , así mismo se nombró a Allende como teniente general,. Después de los nombramientos, Hidalgo se trasladó al H. Ayuntamiento donde los munícipes lo esperaban y a quienes encargó cuidaran bien la plaza. El lugar donde esa noche se hospedó tenía un balcón desde donde Hidalgo y sus allegados, tomaron el estandarte y saludaron a la población.
En las primeras horas del día 23 de Septiembre, los insurgentes comandados por Hidalgo, salieron teniendo como su destino la ciudad de Guanajuato, en el trayecto hicieron alto en las poblaciones de Salamanca e Irapuato y ahí aprovecharon para nombrar nuevos funcionarios en esas plazas y en donde se les unieron las compañías sueltas del regimiento del Príncipe que guarnecían ambas plazas . Ya para el 28 de Septiembre, los insurgentes llegaban a la hacienda La Burra que estaba distante seis leguas de Guanajuato y desde donde intimó a las autoridades a la rendición. Se dice que Guanajuato era la segunda ciudad en importancia de La Nueva España después de la ciudad de México y gobernaba esa hermosa y pintoresca ciudad de Guanajuato uno de los más cultos y justos intendentes , el español don Juan Antonio Riaño quien al enterarse de la llegada de los insurgentes pensó en atrincherarse construyendo parapetos en las calles pero, cuando se entera de que la tropa al mando de Hidalgo sumaba más de veinticinco mil gentes, optó por acondicionar el castillo de la Alhóndiga de Granaditas y hacerse fuerte allí hasta que Calleja que se encontraba en San Luis Potosí, llegara a auxiliarlo
La Alhóndiga de Granaditas fue mandado construir por Juan Antonio Riaño el año de 1798 y terminado en 1808 , fabricado en dos pisos de piedra y mezcla y estaba dicho edificio destinado a guardar granos , tenía dos puertas pero una fue mandada tapiar quedando para uso solo la del frente que era la principal. Bueno pues ahí se refugiaron los comerciantes , la tropa que desde ahí pensaba hacerse fuerte y algunos hacendados temerosos de que la chusma les quitaran sus bienes. Se dice que en total se refugiaron en la Alhóndiga cerca de seiscientas personas y que se llevaron suficientes provisiones para aguantar el sitio que se esperaba durara buen tiempo.
Compilación: México a Través de los siglos , Hidalgo por Juan Chavarri
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