Por: Everildo Gonzalez Alvarez
Estimados lectores, no había escuchado el nombre del ilustre no desconocido al que ahora me refiero, pero de verdad que se trata de una persona con un historial como pocos, como podrán ir leyendo fue Arzobispo de Guadalajara y le tocó los tiempos de los llamados Cristeros y por eso no acorto y publicaremos todo lo que se sabe de él porque fue todo un personaje y claro, me refiero a Francisco Orozco y Jiménez que tuvo a bien nacer en esta ciudad de Zamora, Michoacán un 19 de noviembre de 1864 y que murió en Guadalajara, Jalisco el 18 de febrero de 1936. Fue obispo de Chiapas de 1902 a 1912, posteriormente fue arzobispo de Guadalajara. Participó en protestas y movimientos en defensa de los intereses eclesiásticos y en contra del gobierno durante el período de la Revolución mexicana. Fue desterrado cinco veces de su arquidiócesis. Durante el apogeo de la Guerra Cristera, permaneció oculto y fue señalado como cabecilla de los cristeros. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Historia, siendo el titular del sillón 3, de 1921 a 1930. Fue miembro de la Junta Auxiliar Jalisciense de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
El 29 de mayo de 1902 fue preconizado obispo de Chiapas por el papa León XIII. Junto con el obispo de Yucatán Martín Tritschler y Córdova se le considera una de los obispos modernizadores de la ideas Rerum Novarum. Organizó un sistema de transporte de tracción animal de Arriaga a Comitán. Instaló y fue accionista de una planta de electricidad en San Cristóbal de las Casas. Fundó colegios en Tuxtla Gutiérrez y restauró templos en Tapachula, Zinacantán, Tuxtla, Comitán y San Cristóbal. No entiendo como se le tiene en el olvido.
Debido a su interés y cercanía hacia los indígenas tzotziles, se le conoció con el sobrenombre de el Chamula. Rescató el Diccionario tzotzil e impuso la figura de los "rezadores" quienes eran los líderes comunitarios indígenas e intermediarios entre sus comunidades y la Iglesia Católica.
En 1911, se desarrolló un levantamiento armado en San Cristóbal cuyo objetivo era retornar los poderes estatales que habían sido trasladados a Tuxtla Gutiérrez. Uno de los dirigentes fue Jacinto Pérez "el Pajarito" rezador del obispo Jiménez. San Cristóbal se caracterizaba por ser un lugar con ideología conservadora y Tuxtla Gutiérrez por ser un lugar de ideología liberal o progresista. La facción liberal de Chiapas, y en especial Luis Espinosa acusó al obispo de instigar el movimiento cristobalense. La acusación trascendió a nivel nacional, el obispo dejó la silla episcopal chiapaneca y se trasladó a Michoacán
Residiendo en Michoacán, Orozco y Jiménez fue preconizado arzobispo de Guadalajara el 23 de noviembre de 1912 y llegó a la ciudad el 9 de febrero de 1913 Una vez consagrado arzobispo expidió una carta pastoral que prohibía la lectura de los periódicos liberales La Gaceta de Guadalajara, El Correo de Jalisco y El Diario de Occidente, pues consideró que eran contarios al dogma católico.
Debido a su constante oposición a la ideología liberal del gobierno del Estado, y su participación en manifestaciones y marchas, fue desterrado de Jalisco por el gobernador en turno José López Portillo y Rojas. Orozco y Jiménez viajó a la Ciudad de México para entrevistarse con el presidente Victoriano Huerta quien de manera diplomática le concedió permiso de volver a su arquidiócesis.
Durante el gobierno estatal de Manuel M. Diéguez se acrecentaron las desavenencias con el clero. En julio de 1914, ochenta y dos eclesiásticos fueron hechos prisioneros y los constitucionalistas impusieron un "préstamo" forzoso a la Iglesia de 100 000 pesos, además se realizaron despojos en la Catedral de Guadalajara. En agosto de 1914, un mes después de la caída del gobierno federal de Huerta, el arzobispo Orozco y Jiménez en compañía de otros obispos se exilió. Orozco y Jiménez se trasladó a La Habana, España y Roma. Durante el exilio de dos años, el gobierno de Diéguez expidió leyes que afectaron los intereses de la iglesia, entre ellos, la clausura de las escuelas católicas. Por medio de círculos de estudios emergió la Asociación Católica de la Juventud Mexicana siendo Anacleto González Flores uno de los miembros más destacados.
Orozco y Jiménez emprendió su regreso en 1916, desembarcó en Nueva York el 10 de junio y llegó a su arquidiócesis el 20 de noviembre. Al conocer el gobernador Diéguez las noticias del regreso del arzobispo, en febrero de 1917, lo acusó "por delito de alta traición a la patria". Orozco y Jiménez permaneció de manera oculta esperanzado en la entrada en vigor de la Constitución de 1917. A pesar de la persecución por parte del gobierno estatal, se puso en contacto con Venustiano Carranza solicitando justicia para el clero jalisciense. Carranza no contestó a la solicitud de Orozco, pues se le acusaba de sedición
Recuerde que leer es saber, es conocer, es aprender
CONTINUARÁ
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