Por: Everildo Gonzalez Alvarez
Una tradición que prácticamente ha desaparecido es la llamada “Corona de Adviento“ que era una corona portada por jovencitas, confeccionada con flores y ramos entre los que insertaban cuatro velas, tres de color morada que simbolizan los domingos de penitencia de adviento y una blanca que simboliza el triunfo de la esperanza con la llegada del mesías, esta corona se acompañaba en el trayecto de los pedimentos de posada.
La culminación de la fiesta es el momento de romper la Piñata que ahora es principalmente o exclusivamente para los niños pero que en un tiempo intervenían también los mayores, es un momento de alegría y los niños ansiosos esperan ser vendados de los ojos para intentar romperla y lo que hagan o dejen de hacer es felicidad para los adultos, mientras se intenta romperla se entonan cantos.
Las piñatas están llenas de cacahuates, limas, jícamas, tejocotes, cañas y dulces. Pero también existen las piñatas de trampa a las que se llena de confeti, harina o agua y son bromas que al romperse más hacen reír principalmente las de harina. A quien le toca el turno de intentar romper la piñata se le vendan los ojos y se le dan vueltas para que pierda la noción del espacio. Por el uso de ollas y cántaros, se pensaría que las piñatas son muy mexicanas pero no es así. La tradición viene de China y a continuación se menciona algo de su historia y de su significado.
La piñata es una construcción artesanal hecha con barro –ollas y cántaros aunque ahora el barro ha sido sustituido por el cartón- y papel o solo papel: tiene 7 picos la estrella, porque representa los pecados capitales en la religión católica, se debe romper con un palo que representa la fortaleza y fuerza de Dios, y al romperse caen dulces o frutas con las que estaba rellena, estas son recompensas y dones por vencer al pecado.
Se presume que el origen de la piñata es chino. En las celebraciones del Año Nuevo chino, se construía un animal de papel, que era rellenado por cinco tipos diferentes de semillas. De acuerdo a la tradición religiosa adoptada en España y posteriormente en América en el siglo XVI, la piñata debe ser en forma de estrella con siete picos, cada pico es un pecado capital y los dulces o frutas que de ella salen al quebrarla, simbolizan las bendiciones que reciben todos aquellos que participan.
En esta tradición, se dejó de asociar estrictamente a la cuaresma con las piñatas. La tradición en México y en algunos otros países consiste en romper piñatas en tiempo de Navidad, durante la celebración de las posadas y, asimismo, en celebraciones de cumpleaños. En los casos de aniversarios, las piñatas adquieren la forma normalmente de algún personaje famoso o de una película o caricatura de moda, sin la representación de los pecados capitales.
En las posadas no deben usarse piñatas que tengan forma de personajes sino que solo deben ser con los siete picos, los siete pecados capitales.
Cuando rompan una piñata no olviden cantar algunos de los versos que alegran más el momento como: Anda María, sal del rincón, con la canasta de la colación, o esa de la piñata tiene caca…. O la de: en esta posada nos hemos chasqueada porque Celina nada nos ha dado, y de los más comunes: no quiero oro ni quiero plata…..
Ya el día de la última posada, el 24 de Diciembre, después de que se aceptó dar posada, de que se rompió la piñata, se acostumbra acostar al niño que ha nacido y se tiene para eso a una madrina, se rezan algunas oraciones o parte del evangelio y luego se canta para después dar paso a la alegría que culmina con la cena de navidad.
A todos corresponde, pero principalmente a los sacerdotes, que volvamos a hacer las posadas como deben hacerse, rescatemos la hermosa tradición con todos sus significados, no dejemos que el materialismo termine con una hermosa y agradable tradición. Algo muy importante lo es también que hagamos las posadas en las fechas establecidas y que no caigamos en eso de las pre-posadas. Es tiempo de LAS POSADAS, es tiempo de divertirnos porque pronto nacerá el HIJO DE DIOS.
Compilación en parte tomada de: Diciembre en las tradiciones de la SEP y de escritos del padre Gonzalo Álvarez Ruiz.
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