Por: Everildo Gonzalez Alvarez
Desconozco si desde antes de la conquista de los españoles a Tenochtitlán, , en las comunidades Purhépechas la mujer era la que trabajaba para llevar el sustento a la familia o bien si esa costumbre se tuvo posterior a la llegada del hombre blanco, ya en tiempos de la Colonia, el caso es que al menos en varias comunidades indígenas de nuestro Michoacán, por costumbre o por tradición y en términos generales, es la mujer la que trabaja. Quien visite alguna comunidad como Tarecuato Ocumicho, Carapan por mencionar solo algunas, podrá constatar que la mayoría de las mujeres son las que trabajan en diferentes actividades que van desde atender el changarro---la tienda---, dar clases en alguna escuela de la misma población o de otra, vender en las plaza verduras, granos, animales domésticos – principalmente gallinas y guajolotes---, o bien salir a otras poblaciones cercanas, principalmente a Zamora, Chilchota y Tangancícuaro, a vender sus productos – tortillas , tamales y gorditas de harina, tamales de frijoles, zarzamora, aguacates, tierra de encino, peras, duraznos y membrillos- y, las vemos que aparte de salir a vender, deben ir principalmente a Tinguindín y a Peribán a realizar compras de lo que posteriormente venderán, principalmente a comprar nopales y aguacate que luego ellas revenderán. Pero también las vemos en las fiestas de los pueblos atendiendo los puestos que siempre en toda fiesta vemos y ahora llevan y atienden los brincolines que tanto gustan a los niños..
La mujer trabaja y saca adelante a la familia y quien asista a esas y otras comunidades, se dará cuenta que mientras la mujer trabaja, al marido muy contento se le ve en la plaza o en las calles saboreando unas cervezas o un vaso de alcohol con refresco de cola y ya un rato después se le encuentra dándole uso de cama a las banquetas, o bien en gran plática con algún puerquito que por ahí pasaba…
Hace todavía algunos pocos años en las poblaciones no indígenas, a la mujer no se le permitía trabajar en algo que no fuera las actividades domésticas pero, principalmente desde que los divorcios abundan así como las madres solteras, éstas se han visto en la necesidad de trabajar para salir adelante en la alimentación y educación de sus hijos y así las vemos como empleadas de mostrador, o en los cortes de productos agrícolas o en las congeladoras y empacadoras o en tiendas de autoservicio y como empleadas domésticas, un oficio que en Estados Unidos es bien pagada.
Dicen los que saben, que para un comercio, una industria y en la mayoría de las actividades agrícolas siempre es mejor contratar a mujeres por varias razones entre las que se mencionan:. son más honestas, es mucho mayor su rendimiento, son de más confianza, la merma por robo no es alta. El caso es que se prefiere a la mujer y claro, el hombre feliz, muy feliz con tiempo libre y dinero que le quita a la mujer para holgazanear y disfrutar, a sus anchas, del sabroso alcohol, cervezas, y algo más, sin responsabilidades, esto es una realidad.
Cada vez más mujeres son las que trabajan y claro que cada vez más podemos ver que las solicitudes de empleo, marcan claramente que deben ser del sexo femenino quien aspire al puesto vacante. No solamente en cuanto a trabajo podemos ver que existe un auge femenino sino en otras actividades como el deporte.
Es claro, que cada vez más vemos a mujeres trabajando, así como también lo es que, de igual manera, al hombre se le ve holgazaneando. La responsabilidad cada vez más se va ausentando del hombre en una realidad
En la comunidad de Tarecuato, se podrá ver que a eso de las 6.30 de la mañana , o antes, a las tiendas van llegando mujeres que piden un refresco de cola, le tiran la mitad y luego le ponen alcohol, y adentro, hace años decían que para aguantar el trabajo. Pero también, podrán darse cuenta que, en cuanto la mujer vende algo, en la propia comunidad o bien, cuando regresan de a donde fueron a vender, el hombre---marido, pareja o lo que sea---le quita algo de dinero, él hace la repartición, ya luego como menciono, en las tardes, en las noches, ya está más que servido y bien agusto tirado donde ya no pudo caminar, que generalmente alcanza a llegar a una banqueta.
LAS MUJERES POR SU TRABAJO, UN EJEMPLO A SEGUIR
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